- ¿De dónde vino la inspiración para organizarse en la desactivación de bombas lacrimógenas?
- Además de la indignación que nació por la vacancia, vi tik toks de lo que había sido la marcha en Chile y uno en especial de una marcha en Hong Kong en la que se apreciaba cómo se habían organizado los jóvenes para poder superar la represión, y me pareció genial. Solo hacían una seña que a alguien le faltaba un casco y ya se lo estaban dando y de esa misma manera se habían organizado para apagar lacrimógenas. Cuando vi eso dije: “Nosotros también podemos hacer eso, nosotros también tenemos redes sociales y nos podemos organizar”. Nos empezamos a informar y empecé a ver cómo era mejor apagar una lacrimógena, con cono, con agua con bicarbonato o con los bidones, que es mucho más cómodo. Hablé con una amiga, ella habló con otro amigo, creamos grupo de Whatsapp y nos organizamos. Nos pusimos de acuerdo, compramos guantes, máscaras antigas, cascos, los bidones, un cono y los lentes para proteger los ojos.
- ¿Y cómo consiguieron los recursos para comprar todas estas cosas?
- Inicialmente iba a ser nuestro dinero, pero mi amiga les comentó lo que iba a pasar a unos amigos que ella tiene, ellos no iban a ir a marchar pero querían apoyar así que nos donaron dinero y con ello se cubrió todo. Me emocionó mucho que si bien no iban a marchar, querían apoyar a los que sí iban.
- ¿Cómo fue tu experiencia de estar en la primera línea?
- Pues en principio nuestro plan era estar en segunda línea, un poco más atrás, como apoyo, no creímos que íbamos a terminar en primera línea. A la altura de Piérola con Abancay, del Parque Universitario, ahí mucha de la gente que estaba protestando se empezó a retirar a la Plaza San Martín. Entonces quedamos solo los que estaban yendo al choque y los que estábamos apagando las lacrimógenas. En ese momento yo seguía creyendo que estaba en segunda línea, pero ya estaba en primera, ahí nomás a unos metros estaban los policías y los chicos que estaban yendo al choque. Había otro grupo que eran todos hombres, ellos apagaban las lacrimógenas adelante, ahí estaban la mayoría de los chicos que salieron heridos.
- ¿Cómo te sentiste?
- Creo que estaba solo en automático y no pensaba que a mí también me podría ocurrir. La mayoría que estaban ahí eran barristas, yo los veía a ellos que estaban con un polo mojado en la cabeza, me sorprendía cómo podían aguantar tanta lacrimógena, ni siquiera tenían lentes. Mujeres habíamos muy pocas, la verdad es que yo solo recuerdo haber visto bien a dos, a dos chicas que estaban con grupos de hombres. Todo el tiempo nos pasamos atentas a que no nos caigan las lacrimógenas en la cabeza, hubo un momento en que por apagar una, ya habíamos logrado meterla en uno de nuestros bidones, pero no teníamos la tapa, se nos había perdido, entonces mi amiga la tapó con su guante y el gas se le fue a la cara entonces aguantó lo más que pudo y luego se mareó, y entonces pensé “Ya nos vamos a tener que ir”, pues la veía mal. Se tuvo que sentar, estaba muy mareada, quería vomitar pero felizmente se le pasó y apenas se le pasó ella decidió continuar. Nos quedamos como hasta las 10 de la noche, cuando me empezaron a escribir por whatsapp que muchos policías estaban yendo al Sheraton, y la verdad que si uno quería salir era por el Sheraton. Me escribieron tantas personas diciéndome que me salga porque nos iban a cerrar y yo les dije eso a mis compañeros. A uno le estaba doliendo la cabeza horrible, a mí me dolía la espalda. Dijimos “Ya creo que dimos todo, estando como estamos vamos a ser más un estorbo que apoyo” porque yo ya no estaba corriendo como antes, me estaba doliendo la espalda y ya bueno y nuestras reglas eran esas: "Siempre juntos". Nadie se podía hacer el héroe de irse solito. Si algo pasaba, nos íbamos a comunicar y si por el tumulto nos separábamos, nos juntábamos… Lo primero era estar juntos. Nos fuimos caminando, dejamos nuestras cosas regalando, nuestros bidones, nuestros guantes, el agua con bicarbonato que tenía en mis botellas chiquitas con los rociadores también, para que los que se estaban quedando tuvieran algo. Mientras caminábamos vimos que venían cargando a alguien, desesperados, y había una Minivan guinda que estaba estacionada y les rogaron para que lo lleven. Al inicio no abrían la puerta, pero luego abrieron la puerta y metieron al chico. Luego, ya viendo las recopilaciones de los videos, supimos que era Inti … y una vez salí de ahí, cuando me encontré con otras amigas empezamos a ver redes sociales y ahí yo vi un montón de cosas que habían estado pasando en primera línea cerca de donde había estado y que incluso les habían disparado a los brigadistas, a los de salud, a los chicos que habían estado desactivando las lacrimógenas. Ahí recién entré en shock. Salí del modo “Todo está bien, estamos ayudando”. Entendí dónde había estado y el peligro que habíamos estado corriendo.
- ¿Como cuántas bombas crees tú que han desactivado en esa jornada?
- Creo que alrededor de 10 entre los tres, y fácil otras más, pues con nuestra botella de agua ayudábamos a los que tapaban con cono. Porque el cono es para que tapes y por arriba eches agua. También ayudábamos a los que agarraban la lacrimógena y trataban de meterla en su botella. Echábamos el agua encima para que el gas no salga.
- ¿La desactivación de bombas lacrimógenas tiene algún significado particular para ti?
- Es el arma de dispersión más importante de los policías. Quitarles eso a ellos era darles la posibilidad a nuestros compañeros de seguir más tiempo, porque las marchas han durado bastante, hasta de 12 horas ha habido. Entonces era darles la oportunidad de quedarse más tiempo y seguir ahí, adelante, en la primera línea. Me pareció una idea muy útil para ellos y una forma también de ayudarme a mí, porque varias veces me han gaseado y me da mucha rabia que me lancen una lacrimógena cuando solamente estoy protestando y dije “Tú me lanzas la lacrimógena y yo te la apago”, “Que sea frustrante para ti también saber que el pueblo se puede organizar y te puede dar la contra y no con violencia sino apagando tu violencia”. Eso fue lo que pensé y luego salió un hashtag “Esta generación no pone bombas sino las apaga”, que me pareció buenísimo porque nos han terruqueado, nos han dicho que nos ha movido el Movadef, cosa que es imposible y falsa. Esta generación no se ha organizado para hacer un grupo subversivo terrorista, se ha organizado para darle la contra a la violencia de la policía, sí, pero de forma no violenta con brigadistas de salud, apagando lacrimógenas ayudándonos entre nosotros, con solidaridad.
- ¿Cómo viviste esto de ser una de las pocas mujeres en un espacio tan masculino como fue esa escena del choque en primera línea?
- Con toda la gente que estaba ahí no me sentía insegura. Me sentí insegura de ser mujer y que los policías me agarren, eso sí me daba miedo. Pero todo el rato, incluso con los barristas que estaban ahí, todos éramos un equipo bien grande. Los chicos que iban al choque venían y solo bastaba con verles la cara de que no podían abrir los ojos o de que estaban tratando de respirar para que tres, cuatro personas se pusieran alrededor para decirle “¿Necesitas agua?” “Respira, amigo ¿Te echo bicarbonato en la cara?”. O cualquiera venía y te decía “Flaca, por favor, échame agua”. A pesar de no conocernos, todos éramos un equipo bien grande, nos sentía a todos muy fuertes, todos actuando con mucha solidaridad, apoyándonos. Entonces, eso me hacía sentir bien. Eso también influyó bastante a que el miedo que inicialmente sentí se fuera y solo enfocarme en ayudar, apoyar y cumplir con el objetivo que habíamos trazado desde el inicio: apagar las lacrimógenas. Sí me daba miedo que un grupo de policías me agarre, eso sí me daba miedo, la verdad.
- ¿Qué pensabas que te podían hacer?
- Violarme, encerrarme, golpearme, desaparecerme, todas las cosas. Ahora sé que para detenciones a mujeres en marchas y todo eso son mujeres las que tienen que hacerlo, o deberían. Tú puedes exigir que sea una mujer quien te custodie. En general, he visto que las detenciones a mujeres han sido por parte de mujeres, pero también tienen eso de ir en mancha para agarrar a una o dos. ¿Por qué tienen que ir a atacar a grupos chicos? Siempre se envalentonan con grupos pequeños o con gente indefensa, pero después cuando tienen que ir a arrestar a un delincuente nunca hacen nada, da rabia.
- ¿Qué opinas de la institución policial?
- Ahora mismo… podría decir muchas malas palabras, la verdad. La institución de por sí es una mierda, los altos mandos son una mierda, los que estuvieron ahí en la marcha se justifican diciendo que han recibido órdenes, pero dónde está el criterio de la persona. Eso lo único que me hace pensar es que están en una institución que les destruye el criterio y el pensamiento propio a sus subalternos para manejarlos como robots y me hace creer que necesitan una reforma.
- ¿Cuáles serían las cuestiones más críticas a reformar?
- La violencia que sufren los subalternos cuando los entrenan, porque entiendo que si ellos no tienen pensamiento crítico para ir contra sus superiores y decir “No voy a hacer esto” es porque la deben haber pasado tan mal que lo único que les queda es siempre seguir órdenes. También qué es lo que pasa cuando ellos denuncian algo, pues vemos que se apañan entre los policías que al subalterno que denuncia algo lo hacen callar. También los Terna, esos son otros. Si tú ves que hay un grupo que no está haciendo nada ¿por qué fomentas a que haga algo?, ¿con qué intención? O vas y le plantas cosas a una persona, por qué lo haces, son tácticas muy bajas.
- Se viene hablando de tu generación como la “Generación del Bicentenario” ¿qué opinas? ¿Cómo la caracterizarías?
- A mí me sorprendió cuando salió lo de la generación del bicentenario, creo que sí hay características marcadas entre esta nueva generación y la generación anterior gracias a que… desde mi punto de vista, la televisión siempre fue un medio de comunicación muy importante para la generación anterior, nuestra generación tiene otra cosa que son las redes sociales, el internet. Entonces hemos crecido con más acceso a información. En esta última marcha, el acceso a información creo que nos ha movido bastante. El hecho de tener redes sociales para organizarnos también sacó nuestro lado de trabajar en equipo de no ser individualistas de pensar un poco en los demás. Antes de esto yo sé que muchos de nuestra generación estaban en el mismo plan apolítico, individualista pero me ha alegrado mucho saber que esta indignación ha hecho que no solo se quede en redes sino que se mueva la gente y quiera ayudar. Se logró trabajar en equipo y fue un equipo inmenso, movido gracias a las redes, al internet.
- ¿Perteneces a alguna colectiva?
- No pertenezco a ninguna colectiva, soy feminista pero no soy activista pero con la indignación algo se movió en mi y quise hacer algo más que solo estar en redes y donde estamos ahorita solo somos un grupo pero no somos una colectiva incluso ahorita estamos conversando para re enfocarnos para ver si vamos a seguir haciendo algo porque nuestra intención era seguir, las cosas se han calmado con lo de Sagasti pero igual estamos atentos. Tenemos chats grandes donde están varios coordinadores de diferentes grupos de apagado de lacrimógenas, hay un interés de trabajar en equipo entonces se armó un chat de coordinadores, de brigadistas para que haya comunicación y en estos chats es donde estamos pasándonos la voz para organizarnos de alguna manera. Yo no sé si después de esto se logren armar colectivas habría que ver cuál sería el enfoque, pero genial que sin ser colectiva haya una forma de organización, es una organización más ciudadana eso también me parece valioso. Yo soy ciudadana nunca he sido activista pero estoy dispuesta a organizarme para el bien común, el bien de mi país. También hicimos una página de Instagram porque esto no se acaba, hay cosas que seguir exigiendo.
- ¿Quieres añadir algo más?
Pedirle a las personas que lean esto, que no se duerman, que no dejen de estar atentos porque realmente la política nos involucra a todos, no de la misma manera, o sea, si eres privilegiado no tanto quizás, pero hay otros a los que sí les afecta directamente. Es importante estar atentos, no debemos olvidar lo que ha pasado y quiénes son los que han hecho todo esto. Tanto periodistas como políticos, instituciones como la Policía, no debemos olvidar lo que ha sucedido, a los que han fallecido. Se necesita justicia y que estén vigilantes siempre.
(Foto: @rupafotos)
Publicado: 2020-11-23
Sol (28) es una joven que estuvo en primera línea desactivando bombas lacrimógenas el sábado 14 de noviembre, jornada que fue el punto más álgido en la lucha ciudadana en las calles para derrocar al gobierno usurpador de Merino. En esta entrevista, comparte su experiencia como desactivadora y el significado que esto tiene para ella, su opinión sobre la institución policial, su perspectiva sobre la 'generación del bicentenario' y el horizonte de lucha ciudadana a partir de esta experiencia.
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Cuestión de género
Reflexión y crítica sobre las desigualdades de género.