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La historia colonialista y jerárquica de occidente está marcada por discursos que naturalizan la dominación

La biología del odio

Determinismo biológico y desigualdad

La campaña “Con Mis Hijos No Te Metas” (CMHNTM) intenta consolidar un discurso sexista y homofóbico que reedita una vez más determinismos biológicos ultra reduccionistas para sostener la desigualdad entre hombres y mujeres y la patologización de la diversidad sexual y de género.

Angélica Motta

Publicado: 2017-03-05

La circulación de discursos que legitiman la desigualdad ha sido moneda corriente en nuestro país, sin embargo, desde hace algunos meses presenciamos una proliferación de este tipo de discursos en el debate público, en particular en lo referido al género y la diversidad sexual. 

Esta proliferación de discursos sexistas y homofóbicos ha traído consigo algunas estrategias retóricas relativamente nuevas (llamar a la aspiración por la igualdad “ideología”, entendida como un conjunto de ideas falsas o maniqueas) y permitido la reedición de otras bastante trilladas, como apelar a la biología (desde un entendimiento sumamente reducido de esta), proponiéndola como única fuente explicativa legítima del comportamiento humano. Y, lo que es más peligroso, fuente única de derechos para las personas.

Naturalizar las desigualdades sociales: una vieja estrategia

La historia colonialista y jerárquica de occidente y filiales (lo que nos incluye) ha estado marcada por discursos naturalizantes al servicio de la dominación y la desigualdad social. Indígenas y afrodescendientes fueron construidos como inferiores desde discursos religiosos y seudocientíficos, que, o les negaban humanidad –afirmando por ejemplo su ausencia de alma– o les atribuían una humanidad de rango inferior, una naturaleza torpe, prácticamente útil solo para el trabajo físico, lo que justificó su explotación.

Entre múltiples ejemplos en la historia de inferiorización de los “otros”, se puede mencionar la apropiación que hace el movimiento eugenésico de los test de inteligencia en los países de habla inglesa a inicios del s. XX; sus resultados se interpretaron indiscriminadamente como la medida de una inteligencia innata y por tanto fija y poco alterable. Las diferentes oportunidades educativas en la trayectoria de personas de grupos étnicos y clases sociales desfavorecidos fueron desconsideradas, llegándose a conclusiones tan peligrosas como la necesidad de escuelas segregadas dada la incapacidad de “razas inferiores” para el razonamiento abstracto. Así, se convirtió un recurso creado originalmente como elemento de diagnóstico para mejorar el rendimiento escolar en una justificación para la desigualdad social (1).

Ciertos desarrollos de la ciencia occidental no han sido solo permeados por ideas racistas sino también sexistas. Siguiendo con el tema de la inteligencia, por ejemplo, en la historia de la craniometría una metáfora frecuente fue aquella que trazaba similitudes entre los cráneos (cuyas dimensiones se asociaban a las capacidades mentales) de “razas” consideradas inferiores y los de las mujeres blancas. Lo que permitía sostener la superioridad de los hombres blancos frente a ambas categorías, ya ni qué se diga de las mujeres de “razas inferiores” (2).

El racismo científico y sus propuestas eugenésicas han significado prácticas políticas en la historia de la humanidad que deberían quedar como lecciones aprendidas de lo que nunca más debe repetirse. Uno de los ejemplos más desafortunados de lo que puede representar una política pública basada en el determinismo biológico es el holocausto nazi: la eliminación de miles de personas por ser consideradas física y moralmente defectuosas como resultado de su dotación genética. Además de este caso extremo, la historia reciente de la humanidad ha sido testigo de diversos programas de esterilización forzada sobre la base de principios de eugenesia racista que proponía fomentar la reproducción de los “más aptos”. Sin ir muy lejos, aquí en el Perú, en la década de los noventa del siglo pasado, bajo el gobierno de Alberto Fujimori, tuvo lugar un programa de amplio alcance para esterilizar sobre todo a mujeres pobres, indígenas y de áreas rurales del país.

Así como la dominación social sobre población indígena y afrodescendiente y sobre las mujeres permeó el desarrollo de saberes sobre las “razas” y los “sexos” a la medida de estas opresiones, la opresión sexual también ha sido sostenida desde saberes seudocientíficos. La homosexualidad y la transexualidad son categorías médicas con una larga historia de patologización, que para el caso de la primera terminó oficialmente a fines del siglo XX y para la segunda aún no termina del todo(3). Sin embargo, el estigma continúa robusto en el sentido común, con graves consecuencias. Cabe recordar que en el Holocausto nazi, además de judíos también se eliminó a una gran cantidad de homosexuales, y hoy en día se siguen asesinando homosexuales y personas transgénero a causa de su orientación sexual e identidad de género. En el Perú, por ejemplo, entre abril del 2014 y lo que va del 2017 se han registrado 40 crímenes de odio (4), que incluyeron a mujeres trans.

La "ideología de género” y el reduccionismo biologicista

La reciente campaña “Con Mis Hijos No Te Metas” (CMHNTM) inició –a gran escala– de un proyecto religioso-político de lo más conservador de la orilla evangélica, intenta consolidar un discurso sexista y homofóbico que reedita una vez más determinismos biológicos ultra reduccionistas para sostener la desigualdad entre hombres y mujeres y la patologización (y con ello la negación de la humanidad) de la diversidad sexual y de género. No son los únicos actores en este empeño, se trata de una campaña que mueve millonarios fondos a nivel internacional, y a nivel local es clara su alianza con importantes sectores de la Iglesia Católica y con la bancada parlamentaria fujimorista.

El punto de partida de su discurso reduccionista es simple: el ser humano es determinado antes de nacer en términos únicamente biológicos, todo lo demás son “creencias”, “atracciones”, “ideologías” completamente accesorias y prescindibles en la formulación de política pública que defina derechos humanos. Principio con el que buscan desconocer que el ser humano es una entidad integral y compleja, resultado de la interacción inseparable de disposiciones biológicas, fuerzas históricas y culturales lo mismo que de procesos subjetivos y psicológicos.

“Las atracciones pertenecen a la psicología del ser humano esto a diferencia de otros componentes del ser humano características que sí son inherentes por ejemplo el sexo un ser humano es hombre o mujer… y el sexo antecede el nacimiento… en el preciso instante de la concepción se genera una nueva carga genética con un ADN completamente independiente, entonces antes de que uno nazca ya tiene una identidad” (Vocero principal CMHNTM (5), presentación en campaña Chimbote).

Afirman la existencia única de dos sexos: hombre y mujer, contra evidencias innegables de la existencia de personas intersexuales (6). Dan por descontado además que nacer hombre implica de manera universal y automática una identidad masculina con roles y expresiones a la manera occidental y moderna, mientras que nacer mujer implica de la misma maneraser femeninaa la manera occidental moderna, en completa negación de las condiciones históricas y culturales verificables desde la vasta evidencia histórica y antropológica. Finalmente, como parte de ese paquete biológicamente determinado, ser hombre y mujer es sinónimo de ser heterosexual y por tanto, la heterosexualidad no es reconocida siquiera como una orientación sexual. Desde este entendimiento reduccionista, proponen que sería innecesario hablar de orientación sexual o distinguir sexo de género, todas estas consideraciones no son más que ideología nos dicen.

El gen como única medida de lo humano

Uno de los elementos más peligrosos de su discurso es la idea de que la existencia homosexual no merecería reconocimiento, por tratarse de una “atracción” que se “elige” practicar, lo cual sería síntoma de una enfermedad perfectamente curable. Además,desde la falacia de que lo único que define a los seres humanos es su biología, se niega la humanidad de la homosexualidad por no presentar componente genético que la acredite (7).Es decir que la presencia o ausencia de un gen se yergue como la última prueba de la legitimidad de la existencia humana. Fetichismo genético desde el cualse pretende negar derechos y protecciones frente a obvias y probadas condiciones de vulnerabilidad. Con esos argumentos, y el apoyo de gran parte de la representación del Fujimorismo en el Congreso, están cerca de lograr la derogatoria de decretos legislativos que garantizan importantes derechos ganados, como la protección frente a crímenes de odio.

“La orientación sexual no es una condición humana, no es una característica inherente del ser humano en otras palabras, nadie nace homosexual y esto no es una opinión, esto es parte de los descubrimientos científicos al día de hoy…” (Vocero principal CMHNTM (8), presentación en campaña Chimbote).
“Nosotros creemos que hay conceptos como las atracciones sexuales afectivas[…] que no requieren ser protegidas porque pertenecen al ámbito privado del ser humano eso requiere libertades […] los derechos son humanos y en ese sentido nuestra protesta, a quien se debe proteger en todo momento es al ser humano”. (Vocero principal CMHNTM, La Hora N, 05.04.2017)

"¿Acaso no está bastante extendida la idea de que la sexualidad masculina es incontrolable, un impulso más allá de la voluntad?"

Desigualdad entre hombres y mujeres como destino biológico

Por otro lado, el trillado recurso a la naturalización y la explicación biologicista de las diferencias entre hombres y mujeres busca negar las relaciones de poder forjadas históricamente en el terreno de lo social entre ambos géneros. Se justifican diferencias en supuestos innatos como cuando, por ejemplo, en la demanda presentada al Estado en el marco de la campaña CMHNTM se afirma que entre hombres y mujeres habría diferencias de inteligencia, o como cuando, desde textos oficiales del Episcopado, se justifican las múltiples brechas (salariales, en participación política, analfabetismo, etc.) que existen en desfavor de las mujeres como reflejo de una naturaleza que no habría por qué cambiar:

“…si aceptamos el hecho de que hombre y mujer son diferentes, una diferencia estadística entre hombres y mujeres que participen en una actividad en particular, podría ser más que una muestra de discriminación, el simple reflejo de esas diferencias naturales entre hombres y mujeres”. (Conferencia Episcopal Peruana, 2016: 22).

En el intento de negación de relaciones de poder entre hombres y mujeres se recurre además a retóricas de invisibilización de la violencia de género y los feminicidios, problemas sumamente graves en el país. Desde propuestas de determinismo biológico afines a los discursos que aquí empiezan a diseminarse, Thornhill y Palmer (2000) (9), biólogo y antropólogo respectivamente, han llegado a proponer que la violación sexual es un mecanismo de adaptación evolutiva del sexo masculino, que el violador actuaría como consecuencia de un mandato genético en pro de la maximización de oportunidades para la reproducción precisamente de su carga genética. Los autores pretendieron con este libro cuestionar la tesis feminista de que las violaciones sexuales constituyen un acto por el que el perpetrador ante todo expresa e intenta reafirmar su poder. Argumentos seudocientíficos no faltan si se trata de invisibilizar las relaciones opresivas de género.

La tesis antes señalada puede sonar absurda, pero ¿acaso no está bastante extendida la idea de que la sexualidad masculina es incontrolable, un impulso más allá de la voluntad? Argumento del que además se sirven violadores para justificar sus crímenes. Así pues, el peligro del fortalecimiento de estos discursos en la arena pública es que enganchan con sentidos comunes bastante extendidos. Hay que tener cuidado con subestimar la potencia de estos discursos, es un terreno en el que hay que persistir disputando sentidos.

Hacia una perspectiva integradora del ser humano

La crítica que aquí presento sobre argumentos, como los que se arman desde las campañas anti igualdad de género, que instrumentalizan la biología (y sobre todo versiones seudocientíficas de esta), no debe confundirse con una desvalorización de la dimensión biológica en el entendimiento del ser humano. Todo lo contrario, creo que estas argumentaciones reduccionistas nos alertan sobre la necesidad de visibilizar y traer a la discusión paradigmas más integradores que entienden a la personaen sucomplejidad biológica, social y psicológica, paradigmas que trascienden falsas dicotomías que separan radicalmente los procesos sociales de los biológicos, cuando se trata en realidad de dimensiones en constante interacción y transformación.

Por ejemplo, la bióloga e historiadora Anne Fausto-Sterling (10) propone en esa línea la teoría de sistemas ontogenéticos para entender el desarrollo fisiológico de los organismos en combinación indisoluble con las experiencias vitales y el entorno. Además, los avances de la neurociencia en cuanto a la plasticidad del cerebro permiten trascender ideas de este como una estructura fija y cerrada, mostrando más bien su dinamismo y capacidad de cambio en función de las experiencias.

En suma, requerimos paradigmas que den cuenta de la complejidad del significado de lo humano.

Publicado en Ideele Revista N° 269

Notas:

1. Lewontin R.C et al (1993) IQ: The Rank Ordering of the Worlden: Harding, Sandra (1993) The Racial Economy of Science. Toward a Democratic Future. Bloomington: Indiana University Press.

2. Leys, Nancy (1993) Race and Gender: The Role of Analogy in Scienceen:Harding, Sandra (1993) The Racial Economy of Science. Toward a DemocraticFuture. Bloomington: Indiana UniversityPress.

3. Aún permanece la categoría diagnóstica “disforia de género”.

4. Datos del Observatorio de Derechos LGTBI y VIH/SIDA del CIISSS-UPCH.

5. Disponible en: https://www.youtube.com/watch?v=E5RbBqydgIk

6. Personas que nacen con una anatomía que combina características fisiológicas tradicionalmente esperadas solo en alguna de las categorías binarias hombre o mujer. A partir de su condición, y el sufrimiento que les ha acarreado las operaciones a las que muchxshan sido sometidxs a temprana edad, grupos de personas intersexuales han formado colectivos para demandar reconocimiento y protocolos médicos más respetuosos de su autonomía y capacidad de decisión. Desde el proyecto político CMHNTM esta condición es interpretada simplemente como “deformación” equivalente al labio leporino.

7. Como si alguna vez se hubiera demostrado la existencia de un gen de la heterosexualidad y como si eso fuera relevante para afirmar derechos.

8. Disponible en: https://www.youtube.com/watch?v=E5RbBqydgIk

9. A Natural History of Rape: Biological Bases of Sexual Coercion. Michigan: MIT Press

10. Fausto-Sterling, Anne (2006). Cuerpos sexuados. Barcelona: Melusina.


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Cuestión de género

Reflexión y crítica sobre las desigualdades de género.